Una conocida frase célebre dice que “no vemos las cosas como son, sino como somos”, es decir, que solemos llevar unas gafas psicológicas de ver la vida, y que depende del color del cristal de esas gafas, nos fijamos en las virtudes o en los defectos de los demás, en las cosas buenas que suceden cada día, o en las cosas malas y terribles.

Otra conocida frase dice que “la felicidad es una cuestión de percepción: depende dónde miremos, seremos más o menos felices”. Y además todo esto de mirar la realidad y a los demás, también vale para uno mismo, porque nosotros también nos miramos a nosotros mismos y tenemos nuestra propia imagen. Y esa imagen puede ser mejor o peor, depende de las gafas con las que nos miramos.

Mi consejo: mírate con unas gafas sinceras, humanas y bondadosas también, que se fijan en lo positivo que todos tenemos y hacemos. Pero esas mismas gafas positivas, también son humanas y comprensivas con nuestros defectos y fallos: no te infravalores ni te juzgues negativamente, se bueno contigo mismo como lo eres con los demás, perdónate a ti mismo como perdonas a los demás, quiérete a ti mismo como quieres a los demás.

Te voy a contar un secreto: yo tenía un amigo, Pepe, con gafas oscuras, que cada mañana íbamos a trabajar juntos, y siempre me decía: “hoy vamos a tener un mal día César”. Y tenia razón, el día era de esos para olvidar. Y al día siguiente, lo mismo, decía que íbamos a tener un mal día, y lo teníamos. Yo ya estaba desesperado, hasta que un buen día pensé que era una buena idea despistar a mi amigo Pepe, darle esquinazo e ir a trabajar sin él. Y resultó que ese día fue maravilloso, y el siguiente, y al otro. Lógicamente, Pepe dejó de hablarme y de ser mi amigo, pero yo fui feliz. El secreto es que Pepe no era una persona real, vivía en mi cabeza, en mi imaginación. Pero no siendo real, producía efectos reales en mí. Pepe eran mis pensamientos negativos, mis gafas oscuras de ver la realidad, mis monólogos interiores catastrofistas, como: “vaya día más malo”, “qué desastre de vida tengo”, “qué trabajo tan aburrido”, etc.

¡Vamos a aprender a ver la vida en positivo, con otras gafas, sin nuestros “Pepes” interiores, y así viviremos más y mejor! Ese es el mensaje de esta dinámica, para la que necesitamos dos cosas: unas gafas y la canción “Las gafas de ver el mundo bonito” que la tienes en el disco publicado por Editorial Perpetuo Socorro, llamado “El latido de tu amor”, grabado por el coro de Infancia Misionera de la parroquia Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro de Madrid, bajo la dirección y producción de un servidor. También puedes buscar la canción en YouTube.

Comenzando por las gafas, vamos a diseñar nuestras propias gafas de ver el mundo bonito, para tenerlas siempre a la vista, y así recordarnos que, cuando las cosas se ponen grises, cuando nos invaden con malas noticias, cuando el ambiente se pone negativo y nos contagia esa negatividad, nosotros podemos elegir el tipo de gafas con el que queremos ver las cosas y a los demás: y las gafas de ver el mundo bonito, sin negar la realidad de lo que ocurre, sí que nos ayudan a buscar lo positivo que se esconde detrás de cada problema o situación difícil, y de este modo sufrimos menos y encontramos más soluciones y motivación para sobreponernos. Para ello necesitamos una montura de gafas inservibles, que no tenga cristales, o bien unas gafas de plástico sin cristales, de las que se compran en los bazares para fiestas y actuaciones. Con diversos materiales, como cintas, cuerdas de colores, plastilina, pintura, etc., vamos a decorar esas gafas especiales para que sean muy bonitas, porque sólo con unas gafas bonitas veremos el mundo bonito ¿no?

Y estas gafas, son tan especiales que hay que aprender a utilizarlas, y como además las podemos compartir con otras personas, como todo lo bueno, haremos entre todos o por equipos de trabajo el manual de instrucciones de las gafas, es decir, que cuando te las pones te comprometes, por ejemplo, a:

  • Fijarte en los aspectos positivos de los demás y de ti mismo.
  • Pensar siempre en que estamos en este mundo para algo más que pasar el rato, que tenemos una misión en la vida, y podemos hacer el mundo mejor y más bonito.
  • Y más cosas bonitas que se os ocurrirán…

¿Cómo trabajar esta dinámica y metáfora desde la fe?

Pues mirad, os voy a contar otro secreto: yo creo que las “Gafas de Ver el Mundo Bonito”, son en realidad las gafas de Dios. Y el Evangelio está lleno de ejemplos maravillosos acerca de cómo Jesús miraba a las personas con esas gafas: donde otros sólo veían defectos, pecados, condenación, etc., Jesús se fijaba, sobre todo, en las virtudes de las personas, en su humanidad y posibilidad de mejora y conversión. Dios, que es bondad, amor y misericordia, nos mira con las gafas del mundo bonito, y nos pide a nosotros y nosotras hacer lo mismo.

Podemos terminar la dinámica o ejercicio, una vez que hemos acordado el manual de instrucciones de las Gafas de Ver el Mundo Bonito, así como reflexionado desde nuestra fe, escuchando todos juntos la canción del mismo nombre, nos la aprendemos, o incluso podemos hacer alguna coreografía: ¡creatividad sin límites!

 

César García-Rincón de Castro 

Publicado en Revista ICONO Mayo 2021