Páginas desdeICONO ABRIL-15En la era de la imagen hay contrastes que son sencillamente sorprendentes. Acaba de ingresar en el número de los santos Teresa de Calcuta, la Madre Teresa de la Misericordia. Su persona y trayectoria son en sí controvertidas, como lo son todos los santos. Su silencio y pequeñez, sus gestos y pocas palabras, su durísimo combate interior por creer y ver la presencia de Dios en los escombros humanos que aparta nuestro mundo, nos devuelven un rostro especial. Transparencia del mismo Dios.

Sobre ella se ha escrito y dicho casi todo. Su figura menuda y débil ha conseguido despertar a esta generación, casi dormida, que transitamos entre el siglo XX y XXI. Nos ha descubierto algo tan concreto y directo como que el seguimiento de Jesús pasa por la cruz, la propia cruz y, sobre todo, ser bálsamo a la hora de llevar la cruz del vecino, del necesitado o del inmigrante o del leproso o del marginado. Teresa encontró en el mundo muchas “calcutas”. Algunas de ellas bien próximas a cada uno de nosotros. La diferencia es que ella supo ver más allá de su propia vida. Intuyó la necesidad como lugar de Dios, descubrió que las pobrezas humanas no son, ni mucho menos, la última palabra. Vivió en primera persona lo que millones de cristianos decimos de carrerilla y sin consecuencias: “Padre nuestro…” o Padre que nos hace hermanos o Padre que nos quieres iguales, o Padre que nos necesitas a todos para extender la verdad y el bien de tu Reino. No es un nombre más en el santoral. Tampoco una fecha que añadir para poder decir, en ella, cuatro cosas bonitas de una mujer que “pasó haciendo el bien”, es una llamada al compromiso y la fraternidad. Es un vuelco a nuestra confesión de fe vacía y organizada para volver a la vida y la conversión. Es salir de la confusión vergonzosa que identifica creer con que te salgan las cosas bien o pensar que comprometerse es dar alguna moneda, o tranquilizarte pensando que ya celebras con la comunidad, porque dedicas a ello treinta minutos a la semana.

Teresa de Calcuta es, definitivamente, el icono
de quien hoy quiere saber de qué va el Reino

Teresa de Calcuta con su mirada limpia y su estética contracultural nos está diciendo que el camino de la fe es el camino de quien abraza la cruz y no huye de sus consecuencias. Nos habla del compromiso sin caer en la sociología, porque es ella misma. Nos invita a hacer de la misericordia un relato de vida en el que lo importante es el “tiempo perdido” al lado de quien nada te puede devolver. Teresa de Calcuta es, definitivamente, el icono de quien hoy quiere saber de qué va el Reino.

Francisco Javier Caballero, CSsR
director@revistaicono.org