“El amor más grande, dice la canción, es el que se da”. Pero Santa Teresa de Calcuta, lo dice más claro: “Dad vuestras manos para servir y vuestros corazones para amar».
Con el nombre de la Virgen
Y después de esta sencilla introducción, con las palabras de esta mujer tan querida y admirada por muchos hindúes y cristianos, me presento yo.
Mi nombre es Fátima y llevo, con orgullo el nombre de la Virgen. Soy médico y cirujana, por la gracia de Dios y de mi esfuerzo. Ésta es mi verdadera vocación. Ya desde pequeña, quería ser médico para curar a las personas. Y mis sueños de juventud, también apuntaban en esta dirección: irme de misionera a otros países a ayudar a los más pobres. Pero parece que Dios tenía otros planes para mí.