Como ya estamos cerca de una de las fiestas más “festivaleras” del año, y aunque el verdadero sentido está siendo acaparado por las comidas, las luces, los regalos, los juguetes, los viajes costosos…he elegido este tema para revalorizar a las personas por delante de toda la parafernalia que nos rodea y deje paso al sentimiento que de verdad nos une ante el nacimiento de un Niño cuya festividad conmemoramos los cristianos.
Vínculos humanos
Según la R.A.E. (Real Academia Española), la amistad es el afecto personal, puro y desinteresado compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato. Desde pequeños desarrollamos vínculos de amistad que, en ocasiones están presentes durante toda la vida, incluso los primos o hermanos se convierten en los “primeros amigos”, puesto que la relación suele empezar muy pronto.
Cuidar la amistad entre personas, es necesario para que ese vínculo no se marchite. Los amigos aportan felicidad e incluso ayudan a reducir el estrés o la ansiedad. Nuestros compañeros de juegos cuando somos pequeños o de la infancia, se convierten muchas veces, en nuestros máximos confidentes en la vida adulta. Y eso es una riqueza que deberíamos potenciarla en nuestros hijos.
Un pilar emocional
La amistad es un pilar esencial en nuestra vida emocional, apoyada en la confianza y el respeto que nos brinda alegría y consuelo en todas las etapas de la vida. ¿Cuántas veces hemos ido a los amigos quejándonos de que nuestros padres no nos entienden, y en la adolescencia, ¿no hemos preferido seguir a los amigos (pares) en lugar de a los padres?
Es un tesoro invaluable que trasciende fronteras y enriquece nuestra existencia porque se sustenta en valores como el amor, la lealtad, la sinceridad, hasta el punto de llegar a tener más confianza con los amigos que con los propios hermanos.
No con todos los que consideramos amigos tenemos la misma amistad. Con algunos la relación es más distante y con otros el trato es más estrecho y son los que consideramos como “mejores amigos”.
Este sentimiento no solo surge por afinidad con quien tiene nuestros gustos o intereses, también puede darse entre personas dispares con los que encontramos puntos comunes o una base de confianza, y con los que además de ideas, también podemos compartir buenos y malos momentos de la vida.
Fundamento de nuestro ser relacional
No es lo mismo amistad que amor. El amor se propone durar para siempre, pero no siempre se consigue, en cambio la amistad al no estar unida a un compromiso de afecto recíproco, tiende a ser más sólida que el amor.
El ser humano necesita vivir en sociedad para sentirse bien, por eso sus relaciones están basadas en la benevolencia y la empatía, de forma que la persona obtiene los mismos beneficios que aporta: cuida y es cuidado, quiere y es querido ayuda y es ayudado. Lo curioso es que este tipo de vínculo se da también con los animales (no en vano, se dice que el perro es el mejor amigo del hombre) y quien dice un perro, puede ser un gato, o cualquier otra mascota que viva con alguien que le cuide. Muchas personas mayores viven con sus mascotas a las que cuidan y quieren como si fueran sus hijos, llegando incluso a dejarles su herencia cuando mueren. En EE.UU. se han dado varios casos.
La amistad es considerada un valor, porque cuando pertenecemos a un grupo, lo normal es que dependamos unos de otros para ayudarnos. Pero además brinda al ser humano la posibilidad de compartir un mundo interior (inquietudes espirituales, sentimientos, problemas, etc.) “Un amigo es aquel que entra cuando todo el mundo ha salido”.
Amistad, fuente de salud
Los buenos amigos también tienen un papel importante para nuestra salud, previenen el aislamiento y la soledad, dan paz y reducen el estrés, mejoran la confianza en uno mismo y la autoestima, amén de ayudarnos a paliar diversos traumas (separaciones, enfermedades, pérdida de trabajo, duelo…) pero para llegar a ser amigo hay que ser responsable, confiable y de fiar, para que este sentimiento se fortalezca y esté por delante de otros afectos.
La amistad requiere mucho cuidado, y es difícil hacer nuevas amistades o mantener las ya existentes con el paso del tiempo, porque pueden quedar en segundo lugar con respecto a otras prioridades (cuidado de los hijos o nietos, trabajo, padres que requieren nuestra atención porque van siendo mayores). Mantenerla exige esfuerzo, pero el placer y el confort que ofrece, hace que la inversión merezca la pena, sobre todo porque lo que más importa es la calidad de las personas y no la cantidad.
Nuevas amistades
La perseverancia dentro de la amistad, también es importante, tomar la iniciativa de llamar en vez de esperar a que nos llamen, ofrecerse como voluntario para algo, apuntarse a algún curso o taller, gimnasio, centro cultural o institución educativa o religiosa, nos posibilita hacer nuevas amistades sobre todo cuando algunas ya no están. Es más, hasta sacar a nuestras mascotas nos da la ocasión de conocer a gente, y mientras ellas juegan o se ven con sus “amigos”, nosotros podemos conocer a sus amos y pasar un rato agradable. Recuerdo el caso de una amiga, bastante tímida, que fue a través de su perro, como conoció al que hoy es su marido, y “felices los 4”. También se habla de las redes sociales, pero a mí, particularmente me da un poco de miedo dejar mis datos en manos de personas que no conozco y por la situación inestable que tenemos de robos o estafas (es mi opinión).
Amistades saludables y fiables
Formar y mantener amistades saludables implica dar y recibir. Algunas veces, serás tú quien dé apoyo y otras quien lo reciba. Es tan importante que tú seas un buen amigo como que te rodees de buenos amigos y en donde no cabe la envidia, pues dejaría de ser sincera.
Para ello hay que seguir algunas conductas:
- Ser amable. Eso se puede comparar con una cuenta bancaria, donde cada acto bondadoso y cada expresión de gratitud, son “depósitos” en esa cuenta, mientras que las críticas o la negatividad restan fondos.
- Ser un buen oyente. Hacer saber que le escuchas, usando el contacto visual, mirándole a los ojos, siendo empático, y no dar consejos a no ser que te los pidan.
- Compartir ideas y sentimientos íntimos si es que lo piden, pero sabiendo guardar el secreto.
- Mostrar que se puede confiar en ti, siendo responsable de tu silencio.
- Tratar de estar disponible para reunirte con ellos cuando se junten.
- Controlar tus nervios cuando escuches situaciones desagradables o temas que no sean de tu agrado. El yoga físico y otras prácticas para relajar el cuerpo y la mente, pueden reducir tu ansiedad y ayudarte a enfrentarte a situaciones que te hagan sentirte nervioso.
Pensar que los amigos de verdad se cuentan con los dedos de la mano, pero son claves para nuestra salud emocional. Aristóteles decía “el ser humano es un animal social por excelencia, pero si la relación no es sana, la salud emocional, decae”.
Ventajas y amistades no tan sanas
El compromiso, la resiliencia, el aprecio profundo y el esfuerzo son palabras que no pueden olvidarse a la hora de nutrir una amistad. Las claves de una amistad duradera no se basan en esperar algo a cambio, es una especie de intercambio de ideas, emociones y sobre todo amabilidad. Es la capacidad por ambas partes de compartir los cambios, a pesar de la transformación que puedan sufrir las personas a lo largo del tiempo, y todo ello “a fondo perdido”
Tener amigos nos hace sentir valorados, fomenta el sentido de permanencia en los grupos, lo cual aporta un gran valor emocional, porque aumenta la autoestima y la motivación. Incluso se ha visto que muchas veces son los amigos, los que motivan el cambio ante hábitos de vida poco saludable: dejar de fumar, de beber, de hacer ejercicio físico…de la misma manera que en la adolescencia los amigos nos influyen a la hora de hacer conductas no muy sanas, pero ante eso, son los padres los que deben vigilar las compañías de sus hijos.
Hasta aquí, lo que es una amistad sana, pero hay otros tipos que no son tan sanos, según Aristóteles:
-Por utilidad, donde las personas no se unen por el afecto, sino por los beneficios que puedan recibir del otro. Esta amistad no suele ser duradera y suelen desarrollarse entre contrarios: ricos y pobres, ignorantes y cultos, poderosos y con problemas de trabajo.
-Por placer, cuando se busca obtener algún beneficio placentero o, por “pasarlo bien”. Está orientada hacia el hedonismo.
-Por el carácter, cuyo objetivo es el hedonismo en sí. El hedonismo es una doctrina filosófica que coloca el placer como bien supremo de la vida humana, eliminando todo aquello que produzca dolor o sufrimiento.
Por lo tanto y para acabar, la verdadera amistad, es el sentimiento más puro que existe que junto con el afecto y basado sobre valores de todas las generaciones, es el mejor “parentesco sin sangre” que existe.
Ana Rodríguez