Primero fueron ese espacio de experimentación en el que entrábamos como exploradores y vivíamos la sensación de participar en una comunidad virtual vibrante, única y optimista que hacía del mundo un lugar más pequeño. Después se convirtieron en la gran esperanza de las democracias, el espacio donde todos se podían expresar incluso en aquellos lugares donde hacerlo estaba penado con la cárcel, y fueron el soporte de aquellas revoluciones con nombre primaveral que acabaron agostadas antes de tiempo.
Estar en el mundo sin ser del mundo
Miguel Ángel Moreno