Cada vez más y para conseguir votos, gobernantes y aspirantes piden los votos fomentando el miedo al inmigrante, pero también el del ya integrado, advirtiéndole de que puede perder lo conseguido si llegan más. Por ambas razones, reclaman gestionar los servicios sociales y las políticas de inclusión.
Los intereses políticos buscan el control
El estado del bienestar necesita el trabajo de la inmigración que se nutre de los impuestos y peligra por la fuerte caída de la natalidad en países que, como España, registró en 2023 una media de 1,16 hijos por mujer. Pero, en siete meses de 2024 los nacimientos por los inmigrantes jóvenes aumentaron el 0,36 por ciento (184.054 bebes) respecto al mismo período de 2023.