Aún siendo este un derecho fundamental y lejos de caer en un análisis legalista, traigo aquí una reflexión sobre la conciencia y la determinación por el respeto a la intimidad personal. Reconocer al otro como una persona valiosa con una vida privada propia; plantearnos el valor que le damos a la confianza que una persona deposita en nosotros cuando te hace partícipe de su esfera más íntima; cuando comparte cuestiones como su estado de salud, sus creencias religiosas, sus preferencias sexuales, o aspectos familiares o de pareja, por ejemplo.
El derecho a la intimidad personal y familiar
Carmen Martínez