Entre risas y lágrimas se pasó la Navidad. Risas y alegrías al poder abrazar a los seres queridos, después de un año de separación y lejanía. Pero también de lágrimas al llegar la cena de Navidad y descubrir los puestos vacíos que otros años ocuparon esos seres queridos que se han ido a la casa del Padre.
Recuerdos de familia
No faltaban los recuerdos: “ese sitio estaba reservado a la abuela”, “el brindis de la cena siempre lo hacía el bisabuelo”. El aguinaldo del padrino, era imprescindible: “El aguinaldo te pido, si no me lo quieres dar, ojalá te duela la tripa, y te acuestes sin cenar”.