Hay un personaje, condenado por el pueblo cristiano al fuego eterno del infierno, llamado Judas. De mala fama y peores hechos, nos puede ayudar hoy en nuestra reflexión de fe al borde de una nueva Semana Santa.
En un pueblo salmantino
La siguiente historieta, me la contó un cura párroco del Norte de España y dice que “en un pueblo de Salamanca, llamado La Alberca, todos los años se repite la misma y macabra escena: un grupo de mozos lanza a Judas, representado en un gran saco de paja, desde la torre del campanario. Al llegar al suelo, Judas, es decir el monigote de paja, se deshace. Luego se le prende fuego, entre el griterío, la burla y los aplausos de la muchedumbre. Y así, cada año, el pobre Judas es condenado a las llamas eternas, por traidor”.