Algunos no esperan nada, solo que el tiempo pase. Otros llegan a creer que nada nuevo puede pasar y si pasa, no será ni bueno ni nuevo.
El peligro a la hora de empezar un año nuevo somos nosotros mismos y la tentación de proyectar sobre él las sombras del pasado. Se trata, es verdad, de un año más, pero lo es también para el bien, para nuevas metas, para seguir creciendo, para descubrir la solidaridad y el amor.
El ser humano está siempre aprendiendo. Empezar un año nuevo nos recuerda que la vida consiste en “hacerse como un niño” y quedar embelesado por la sorpresa de que lo esperado se queda pequeño, frente al calor y el color de la realidad.
Seguiremos padeciendo injusticias. Muchos comenzarán el 2014 en la calle o solos; postrados en una cama o sin calor de familia. Una parte de nuestro mundo no tiene más capacidad que para mantenerse con vida. En las relaciones de las personas seguramente seguirá habiendo envidias, algunas corruptelas, agresividad y hasta violencia. Hay un cuadro que, en conjunto anuncia muerte escrita con trazos y colores bien negros. Pero en ese mundo también puede haber personas como tú que busquen el sentido de la vida y se pregunten cada mañana cómo pueden ayudar y servir. Puedes estar tú cuando trabajas para formarte día a día y no conformarte con lo sabido y así abrirte a la novedad que te llega con los nombres de las personas con las que te relacionas. Puedes descubrirte más sensible hacia la belleza de lo creado y así disfrutar del mundo que soñó nuestro Dios. También puedes reconocer que un año nuevo es una oportunidad de oro para descubrir la espiritualidad,
porque en esta vida no todo se puede comprar. Sobre todo, lo que vale de verdad es puro regalo que solo entienden quienes se acercan al corazón de Dios. Puede ser un año nuevo y bueno, si lo dedicas al testimonio y la caridad. O lo que es lo mismo, si te atreves a ir por delante, a vivir sin juzgar a otros y a reconocer que necesitas a los demás, especialmente a quienes son distintos a ti… para crecer.
Cuando lees la sorpresa de un año nuevo así te conmueves tanto que la emoción te lleva a afirmar que en medio de las sombras, es más grande la luz de la novedad. Algo así como la fuerza del rayo de sol de los niños de nuestra portada que los atrae y la buscan, aunque no vean con claridad.
¡Feliz 2014!
Francisco Javier Caballero, CSsR