Desde que tengo memoria, Nuestra Señora del Perpetuo Socorro ha estado siempre presente en mi vida. Yo soy de Santander y mi parroquia ha sido una parroquia redentorista, la Inmaculada, que durante mi infancia tenía el Icono de la Virgen situado en el ábside del templo. Allí recibí mi primera comunión y el hermano Esteban me regaló mi primera estampa del Perpetuo Socorro. Muchas veces me sentía cogido de su mano, igual que el Niño. Realmente, se podría decir que me acompaña desde antes de nacer: mi madre nació un 27 de junio y se llama María Teresa del Perpetuo Socorro.
Al finalizar COU, fui a vivir a Londres y, aunque habitualmente iba a misa al oratorio de Brompton Road, casi cada quince días acudía a St. Mary’s, en Clapham; esta iglesia redentorista, con el Icono de Nuestra Madre, me hacía sentir en casa, un sensación real de hogar.
Conocí a mi mujer un 15 de agosto y apenas nos vimos un par de veces ese verano, aunque el plan de Dios ya estaba en marcha. Yo regresé a Madrid a trabajar y ella se fue a un viaje que tenía organizado a Chipre con una amiga. De allí me trajo un pequeñito Icono de María. Nuestro matrimonio parecía que estuviera bajo su perpetuo socorro desde antes incluso de celebrarse.
El año pasado, estando por trabajo en París, acudí a hacer una visita a la iglesia parroquial de Saint-Georges de la Villette y allí estaba su Icono. “Todo irá bien”, pensé.
Su imagen nos acompaña y protege a cada miembro de la familia. Los cuatro somos archicofrades, ella preside el cuarto de estar de nuestra casa, donde hacemos la vida familiar. Ver a mis hijas, desde bien pequeñitas, participar revestidas en la procesión del 27 de junio por las calles del barrio de Chamberí, acompañando a su paso, es toda una satisfacción.
“Que al dejar esta vida salgan a tu encuentro Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, san Alfonso, san Juan y todos los ángeles y santos…”. Rezar la r e c o m e n d a ció n d el alm a durante los últimos momentos de vida de mi padre es algo que siempre recordaré con gozo. Cuando falleció, sobre el altar improvisado en casa de mi madre, colocamos una imagen suya para la misa de alma que celebró el P. José Luis Marra-López, CSsR. Hace un par de años, mi hija mayor recibió su primera comunión en la capilla familiar de Cabezón de la Sal, y también estaba Nuestra Madre. Cada noche rezamos en familia, acabando con la jaculatoria: “Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, ruega por nosotros”.
Nos protege y acompaña en la vida y espero que, con la coherencia de cada uno de nosotros y por la bondad del Todomisericordioso, el día de mañana salga a nuestro encuentro para llevarnos al Redentor.
La Virgen del Perpetuo Socorro nos protege y acompaña en la vida y espero que el día de mañana salga a nuestro encuentro para llevarnos al Redentor
Enrique Casanueva Pérez-Llantada